El espíritu inquieto y la imaginación sin fronteras de los mayas fueron el impulso que los llevó a abstraer su realidad y a reinterpretarla a partir de elementos tan elaborados como su arquitectura, o tan sencillos y precisos como su sistema de numeración.
Unas muestras de su desarrollo científico que se conectaban en su naturaleza y estructura; reflejando la armonía que con la que los mayas lograron captar del cosmos.
A partir de la concepción de un sistema numérico vigesimal, basado en signos tan simples como puntos y barras, los mayas tuvieron la capacidad de calcular los ciclos astronómicos y temporales, y se hicieron de las herramientas para administrar sus bienes materiales de manera óptima.
Aunada a la simplicidad de los signos, la trascendencia de la ciencia matemática de los mayas reside en la creación del cero, concepto que permaneció como una incógnita para otras culturas por varios siglos, por lo que, sin duda, los matemáticos mayas encabezaron la vanguardia intelectual de las culturas prehispánicas de Mesoamérica en el terreno de las ciencias exactas.
Numerales
En una primera aproximación al estudio de las matemáticas mayas, sólo hay que poner atención a dos aspectos básicos: el significado que encierran sus numerales (representados por tres símbolos: el punto, la barra y el cero) y la posición de los mismos en el tablero.
La unidad se representa con un punto; éste se acumula conforme prosigue la numeración hasta el cinco, cuya representación se hace con una línea horizontal o barra.
A partir del seis, nuevamente se agregan puntos sobre la barra del cinco; cada nuevo punto significa un avance en la cuenta, hasta llegar al diez, donde una nueva barra horizontal es añadida, y así sucesivamente hasta el número diecinueve.
Al llegar al veinte, se activa la característica principal del sistema numérico de los mayas: el posicionamiento.
Al completarse la primera veintena se termina con las unidades del primer orden y se avanza al siguiente (por ser justamente un sistema vigesimal); esto sucede en cada uno de los niveles, y al acumularse veinte unidades en un nivel, se sube al siguiente y así sucesivamente.
Debido al posicionamiento de los signos en los distintos niveles de una cuadrícula o tablero, la formación de números y su manipulación era una actividad cotidiana.